lunes, 31 de enero de 2011

Análisis de No amarás



La película es el sexto film dentro del “Decálogo” de Kievlowski. Llena de intensidad y hondura psicológica, la película nos muestra cómo es posible construir algo grande sin necesidad de manejar muchos ambientes o invertir grandes cantidades de dinero en producciones como “El acorazado Potemkin” o “Star Wars” en nuestros días. Así pues, nos encontramos ante un film que, aparte de lo dicho, nos mantiene con la atención fija de principio a fin a través de un excelente mantenimiento de la tensión narrativa del relato fílmico.

Empezando con la técnica de la cámara, vemos como la llamada cámara subjetiva tiene un rol protagónico en tanto que nos permite acceder a la mirada del protagonista y de ese modo aumenta nuestra inmersión emotiva en la historia al ubicarnos en cierta forma en la interioridad del personaje. También llama la atención, dentro de este mismo aspecto de la cámara subjetiva, los movimientos de cámara y los aumentos y disminuciones del campo visual con miras a imitar el uso que el personaje hace del telescopio. Otra cosa importante es el uso del primer plano, del plano medio corto y del plano medio como elementos claves en la construcción del dramatismo  del film, de la intensidad emotiva y de la profundización en la psicología de los personajes dentro del mismo.

Así mismo se podría decir que en la película existen escenas sugerentes en tanto que están cargadas de ciertas connotaciones simbólicas. Ejemplo de lo que digo podría ser aquella escena en que se ve a Tomek devastado presionando dos trozos de hielo contra los lados de su cabeza (sabemos que el hielo tiene significados concordantes con el estado de ánimo en que Tomek se encontraba), aquel plano detalle en que se ven las manos de Tomek sangrando en el agua del lavatorio (las manos serían una especie de metonimia de él y el agua y la sangre representarían la situación en la que está y sus devastadores efectos psicológicos), o incluso aquel plano conjunto en que Tomek y Magda aparecen frente a frente teniendo de fondo un rectángulo rojo con una ventana por la que pasa la luz.

Los escenarios son pocos: el apartamento en que vive Tomek, el apartamento de Magda, la oficina de correos, entre otros. Todos los espacios están dentro de los complejos de edificios en que viven Tomek y Magda, nunca se va más allá de sus alrededores.

En cuanto a los personajes, tenemos a Tomek (el protagonista), Magda y la abuela de Martín (amigo ausente de Tomek) como los principales, en ese orden. Los demás (la señora de la oficina de correos o el amante de Magda que parecía Fito, por ejemplo), no son sino personajes secundarios. Tomek es un joven tímido y solitario de 19 años, que fue criado en un orfanato y posteriormente fue acogido en la casa de la abuela de su amigo Martín (que fue a una misión militar de la ONU en Siria). Es así mismo un ser inexperto en el amor, inocente y capaz de una gran pureza y profundidad de sentimiento. Magda en cambio es una mujer de más de 30 años, artista, un tanto libertina, promiscua (tiene múltiples amantes) y sin fe en la existencia del amor (no hay nada más que sexo para ella, al menos hasta que conoce a Tomek…). La abuela por su parte es una anciana triste y solitaria (a pesar de que vive con Tomek está llena de soledad interior), es un ser que parece que vive sin darse cuenta de la problemática de Tomek pero en realidad se hace la que no ve mas no solo que sabe lo que le ocurre sino que a su vez lo comprende, se preocupa por él e internamente lo compadece (todo se ve en la preocupación y seriedad con que trata a Magda pensando que se enamoró de la mujer equivocada).

En cuanto a la relación entre Magda y Tomek vemos, como algo que llama la atención, el hecho de que es gracias a Tomek que Magda se da cuenta de que el amor existe, conmoviéndose profundamente al final y terminando en el papel en que Tomek estaba al inicio con respecto a ella: termina enamorada y obsesionada con Tomek, al punto de que empieza a verlo con un binocular tal como hacía el con ella.

Por último, podemos ver como la película está llena de elementos religiosos, como se entabla un paralelismo entre Magda y María Magdalena (por lo que podría verse en Tomek una suerte de Jesús en cierto modo y medida), como el amor se presenta como algo en que se desea al otro no ya como objeto (como ocurre en el deseo sexual) sino como sujeto (es algo desinteresado, por eso Tomek dice que no quiere “nada”), como se cuestiona la pasividad de la mujer en el contexto del amor y el deseo, como ella (Magda o la mujer, generalizando) termina siendo ese otro o el prójimo en tanto que es independiente y como, en resumidas cuentas, se podría decir que el film termina haciendo una especie de desarticulación y vuelta de cada uno de los elementos que constituyen el sexto mandamiento. 

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