martes, 1 de mayo de 2012

Sobre el sentido de la vida


Entonces Frogfucius se sentó y dijo ante la multitud:

"Veamos 3 casos que no son los únicos pero son los más importantes y muestran como la muerte condiciona el posible sentido de la vida: 1-existe la reencarnación en aquella versión racional que no admite que humanos se reencarnen en animales, 2-existen el cielo y el infierno eternos y hay solo una vida, 3-no existe nada, morimos y nos vamos a la mierda de la nada. Entonces, si es verdad el caso (1), el sentido de la vida es la liberación espiritual y la iluminación a partir sobre todo de la evolución espiritual. Pero la liberación espiritual, a pesar de que parecería que es algo que se logra una vez y ya, en realidad es algo que, una vez conquistado, se puede ir incrementando en tanto que la libertad de los seres finitos-racionales-imperfectos está determinada a no ser jamás libertad absoluta (perteneciente solo a Dios), de allí que, una vez dado el salto cualitativo de lo que llamamos "liberación espiritual", podemos seguir trabajando en eso mismo en el sentido del perfeccionamiento, por lo cual es un objetivo o fin existencial potencialmente inagotable. En cuanto a lo de la iluminación, ocurre lo mismo. Así, tenemos el ejemplo de Buda, quien alcanzó la iluminación pero, pesa a haber dado el gran salto cualitativo que representa esa conquista, pudo haber seguido consiguiendo, mediante la evolución espiritual principalmente, más y más iluminación si decidía seguir en el ciclo de la reencarnación. En conclusión, si el caso es (1), entonces ese propósito no puede ser algo que una vez cumplido implique el "fin" y el consecuente "¿y ahora qué"; ya que, por naturaleza, será un propósito siempre perfectible y por tanto inacabado en cierto sentido. Pero supongamos ahora que el caso es (2). Entonces es claro, según esa cosmovisión, que el sentido de la vida es la conquista de la unión con Dios a través de una vida llena de buenas acciones que nos permita consecuentemente acceder al Cielo entendido no tanto como un lugar sino como un estado del alma ocasionado por su unión con Dios en el contexto de la santidad (si estás en el Cielo eres santo, sea o no que hayas necesitado del Purgatorio para eso). Entonces, en el caso (2), el sentido o propósito sería algo que, una vez conquistado, se habría acabado del todo, aunque no conllevaría un "fin" y un "¿ahora qué?" ya que, por naturaleza, en el Cielo estás completamente feliz y no deseas nada porque sientes que tienes todo. Mas supongamos el caso (3), y entonces allí sí que nos fuimos a la mierda y todo fin o propósito de vida es necesariamente un fin o propósito individual, de la vida de tal o cual más allá de que ese tal o cual crea que ese fin o propósito es aplicable a todos. Por ende, en el caso (3), la vida no tendría un fin o propósito inherente y los seres humanos seríamos entes libres que, una vez aparecidos en el mundo, nos preguntaríamos "¿y ahora qué hago con esta vida, cuál es mi propósito?", siendo que, en caso de ser así, podríamos creer en la reencarnación (caso1) o en el cielo o el infierno (caso2), entre otras cosas, aunque todo eso no pasaría de ser una elección de fe y por tanto en sí misma la vida no tendría sentido, viniendo así a poder ser cierto eso de que " todos los sentimientos como el amor, la amistad, la esperanza, son intentos desesperados de nuestra mente trantando de justificar una existencia sin sentido.". Pero bueno, todo eso en relación al "fin" o "propósito" en general, porque, si vamos a lo que es el fin o propósito de tal o cual, la persona en cuestión debería empezar por conocerse a sí misma, por descifrar su esencia para a partir de eso asignarse un rol concreto-práctico en la vida, viniendo el Sr.A a ser artista, el Sr.B a ser doctor y el Sr.C a ser policía, por ej. Entonces, esos fines o propósitos individuales serían de naturaleza práctica y serían potencialmente inagotables en los casos en que la vejez o la enfermedad no menoscaben las características a partir de las cuales el sujeto se asignó ese rol. Ahora, evidentemente lo que más importa es el fin o propósito en general ya que, de existir, se cumple en la vida de cualquier individuo concreto, independientemente de que éste sea un bueno para nada (que en realidad son muy pocos porque generalmente lo que se da es el caso de un vago o de quien no conoce sus talentos) que no pueda darse un propósito práctico-concreto. En suma, en el caso del fin o propósito individual veríamos como se constata el principio socrático según el cual el autoconocimiento es la base de la sabiduría."