Bueno, este es el primer minirelato que escribí. Para un concurso, espero que les guste...
EL CRÁNEO
No hay placer que no tenga por límite el pesar – Lope de Vega (1562-1635)
PRÓLOGO
Michael había comprado aquel cráneo en una exposición de reliquias exóticas. Había captado su atención lo que el vendedor había dicho. “Dicen los nativos que aquel que pudiese liberar el verdadero potencial oculto dentro del mismo, habría de ser capaz de llevar su mente y cuerpo al límite. Conociendo todo lo descubierto y aún no descubierto por la humanidad, y experimentando el mayor placer físico posible”.
Lo segundo era lo que más atraía a Michael. A diferencia de toda su familia no le importaba seguir con el negocio familiar, ni trabajar. Se le había subido a la cabeza la idea de vivir libremente, mezclada con ideas hedonistas, excepto las de tipo de la escuela de los epicúreos, ya que él consideraba como único placer mayor al de tipo sexual. Así vivía Michael, llevando su vida por los caminos del hedonismo. Buscando obtener el placer que tanto había anhelado durante toda su vida. Y al pagar al dueño de la tienda por el cráneo, sintió que estaba más cerca que nunca de cumplir su sueño. No fue hasta dos días después que lo lamentó.
DÍA 1
La casa que Michael venía rentando hacía ya tres semanas estaba en un vecindario tranquilo en las afueras de su ciudad natal. La mayoría de las casas estaban deshabitadas, debido a que criaturas salvajes habían ingresado en varias de las mismas y robado comida a los dueños. Por lo que decidieron irse a zonas más metropolitanas y habitadas. La única persona cercana que Michael conocía era su vecina de la casa de enfrente. La señora Anna, ya jubilada a sus 70 años. Michael la había ayudado varias veces, sacando su basura o cortando su pasto. Odiaba trabajar, pero siempre había sentido empatía por la gente mayor. Por lo que decidió que no lo mataría ayudar a la señora una o dos veces por semana. La tarde que Michael compró el cráneo, Anna no se encontraba en casa, su hijo la había ido a buscar para que pasase la tarde junto a sus nietos en una plaza casi al otro lado de la ciudad. Así que cuando Michael llegó a su casa, no logró ver a su vecina en la ventana superior, como solía pasar las tardes, observando el atardecer. No, estaba realmente solo en toda la calle. Entró rápidamente a su casa, caminó a la cocina y apoyó el cráneo sobre la precaria mesa de madera sobre la cual solía comer. Caminó nuevamente hacia la puerta y colgó su abrigo.
Tras eso, tomó el cráneo entre sus manos y subió apresuradamente las escaleras hacia su habitación. Se sentó en medio de la misma, estaba casi vacía, sólo habían en ella un colchón, unas cuantas revistas pornográficas y una bolsa llena de preservativos usados (recuerdos de pasadas visitas de prostitutas que él había contratado). Ya sentado, levantó sus manos para poner el cráneo a la altura de su cara y lo observó de frente. Poniendo toda la atención posible. El cráneo tenía dos gemas de color rojo insertadas donde antes habían de ir los ojos de su ya difunto dueño. La gran mayoría de los dientes estaban desaparecidos. Sólo había tres dentro de la blanca dentadura del cráneo. Tras estar en esta posición Michael se dio cuenta de que tenía mucha hambre. Por lo que decidió dejar la investigación sobre los poderes del cráneo para más tarde, y bajó a ordenar una pizza por teléfono. En el mismo instante en que él terminó de ordenar la pizza, las gemas del cráneo despidieron una luz fuerte. Como si algo se hubiera encendido dentro de ellas. Michael cayó desmayado.
NOCHE 1
Michael abrió los ojos para encontrarse en una habitación oscura. No había ninguna fuente de iluminación. Sólo dos enormes ojos rojos como la sangre frente a él. Una voz le susurraba… “Los ojos… Los ojos son la clave” . De repente, un grito desgarrador… “¡NO LO HAGAS!” Pero no fue un grito. Sino tres gritos al unísono. Tres voces gritaron lo mismo. Antes de que pudiera reflexionar sobre lo que acababa de pasar, una voz lo despertó. El pizzero, al ver que nadie contestaba llamó a la policía. Dos oficiales habían ingresado a su casa y lo encontraron desmayado. Michael se levantó, agradeció a los oficiales y pagó al pizzero. Y mientras comía la pizza que había ordenado, intentó hallarle sentido al extraño sueño que había tenido.
Tras haber terminado la cena, ya había elaborado una teoría sobre el sueño. Subió las escaleras, entró a su habitación, levantó el cráneo en alto y presionó sus ojos. Nada. No pasó nada. Frustrado, decidió que a lo mejor debería descansar y pensar mañana, con la mente más relajada y descansada. Por lo que se acostó en su colchón y se dispuso a dormir.
DIA 2
Eran ya las dos de la tarde y Michael aún no se despertaba. Quien ya estaba despierto, en cambio, era el cráneo. De hecho, ni siquiera había dormido. Observó a Michael dormir durante toda la noche. Era lo único que podía hacer de momento, observar. En cuanto fuese activado por completo, sería capaz de mucho más.
NOCHE 2
Aproximadamente a las cuatro de la tarde Michael despertó. Ni bien se levantó del colchón, se sentó frente al cráneo y, usando todas sus fuerzas, apretó las gemas del mismo. Estas, en determinado momento, cedieron ante la fuerza de sus pulgares. Y la habitación se oscureció frente a él. De repente, observó cómo emergían de la oscuridad dos ojos rojos como la sangre. Tal y como los había visto en su sueño, sólo que ahora esos ojos formaban parte de una cabeza. Sin embargo, esa cabeza no pertenecía a ningún cuerpo. Flotaba en el aire, se acercó a Michael y le dijo sin hablar.
“Has resuelto el acertijo”
Michael, comenzó a pensar en los placenteros premios que habría de recibir a continuación, y con tan solo imaginarlos, obtuvo la erección más grande que en toda su vida había tenido.
“Sin embargo…” le dijo la cabeza, interrumpiendo su imaginación “…esta prueba no es más que una decisión. Entre placer, o una vida larga. Has de hacer tu decisión.”
Michael no dudó en pensarlo. No quería vivir por siempre.
“Placer” respondió.
“Se dará placer”, dijo la cabeza.
Y de repente, Michael pudo ver detrás de sí a las cinco mujeres más hermosas que jamás había visto. Se acostó sobre su colchón y se preparó para la experiencia de su vida. Y de repente, observó tras las mujeres alas de apariencia demoníaca. No tenía problema, no le molestaba tener relaciones con un demonio si eso le traería placer. El verdadero susto llegó a él cuando observó que las mujeres traían en sus manos. Gritó. Gritó y gritó. Pero nadie escuchó.
DIA SIETE
La señora Anna ya estaba preocupada. Hacían siete días desde que había visto a Michael por última vez. Por lo que llamó a la policía. Tres oficiales ingresaron junto a ella a la casa de su vecino. Para encontrarla deshabitada. No se hizo denuncia, según los oficiales era normal en gente con su “estilo de vida”. Vivían unos días en un lugar, y al otro eran capaces de estar en la otra punta del mundo. La anciana exploró la casa, ningún rastro de su vecino. Lo único que encontró en el segundo piso, en una habitación fue un cráneo. Le llamó demasiado la atención que tuviera gemas rojas incrustadas en las cuencas oculares. Decidió que mañana mismo la vendería en la venta de jardín que venía pensando hacer hacía semanas. Observó con detención al cráneo, estaba en muy buen estado. Lo único que seguramente reduciría su valor es que faltaba la gran mayoría de los dientes. Solo tenía cuatro dientes en perfecto estado.
------------------------
NOTA: La imagen no es mía.
Saludos
------------------------
NOTA: La imagen no es mía.
Saludos
No hay comentarios:
Publicar un comentario