Ni ‹‹purismo inmanentista›› ni abandono de la ‹‹esencia›› del objeto
Pienso que el texto literario, lejos de mostrar un discurso exclusivamente marcado por lo que los estructuralistas llamaron ‹‹literaturiedad››, es más bien un campo textual en el que no existe la pureza discursiva ya que, como decía Beatriz Sarlo, la literatura “es un discurso tensionado por el conflicto y la fusión de dimensiones estéticas e ideológicas”; aunque, como resulta evidente, prima en el texto literario lo que Jackobson denominó ‹‹función poética del lenguaje›› pues, de no ser así, dudo que la literatura pudiese ser considerada como arte y los textos literarios como objetos-productos artísticos ya que es sabido que en el objeto o producto artístico prima la dimensión estética aunque hayan otras dimensiones y, lógicamente, no podría predominar la dimensión estética en el objeto literario a menos que, jackobsonianamente hablando, prime la función poética.
Ahora bien, al ser el arte “una dimensión especializada de la cultura”[1] la literatura, por ser una forma particular de arte, pasa a ser parte de la cultura. Es entonces ahí donde los Estudios Culturales (E.C.) pueden hacer lo suyo enriqueciendo el análisis de la crítica literaria a través de contribuciones como las siguientes: multiplicar los objetos de lectura y, de ese modo, librar al análisis del hermetismo al que sería sometido en una perspectiva purista y tradicional; esclarecer las mecánicas particulares con que, en casos concretos, se manifiesta la relación entre literatura y representación de la subalteridad; combatir la hegemonía de discursos académicos que pretenden imponer la unicidad opresiva de un canon y, a partir de eso, democratizar el campo de lo literario abriendo vías a la pluralidad y al multiculturalismo, permitiendo así el ingreso de productos literarios antes ignorados por ser enunciados desde una alteridad cultural silenciada por pertenecer a un espacio marginal o simplemente heterogéneo.
El problema vendría si, en la vía del análisis, los E.C. olvidan la especificidad del texto literario en tanto que forma particular de arte, en tanto que forma particular de una “dimensión especializada de la cultura”. Así, no creo en lo absoluto que, en la vía del análisis, ir más allá de lo estético esté mal; seré más radical: incluso no creo que centrarse exclusivamente en analizar los aspectos no estéticos del texto literario esté mal; eso sí: siempre y cuando no se olvide que esos aspectos no estéticos están indisolublemente ligados a lo estético dentro del texto literario y que, a consecuencia de aquello, aunque se analice solo lo no estético debe tenerse en cuenta que, en el texto literario, la ligazón inevitable de lo no estético con lo estético crea una cierta particularización en la mecánica de los elementos no estéticos. Se me podría entonces objetar que un análisis del tipo susodicho no respondería a la especificidad de la crítica literaria: a mi parecer, eso sería parcialmente cierto si se presupone dos cosas: 1) que la crítica literaria no debe dejar de lado la dimensión estética (los valores estéticos obviamente entran ahí) del texto literario y 2) que la crítica literaria debe centrarse en analizar la dimensión estética del texto literario. Entonces: ¿por qué he dicho que la objeción sería parcialmente cierta y no totalmente cierta? La respuesta sería que dicha objeción es parcialmente cierta en tanto que el tipo de análisis que mencioné solo viola el segundo supuesto (el de centrarse en analizar lo estético) y no el primero (de tomar en cuenta lo estético) pues, si se analizan solo los elementos no estéticos pero bajo el supuesto de que su mecánica está particularizada por lo estético, entonces no se deja de lado lo estético (y así no se viola el primer supuesto) pues implícitamente está presente en el análisis de lo no estético. Dicho esto, yo preguntaría a quienes asumen que la crítica literaria debe respetar los dos supuestos (y no solo el primero que sí considero consustancial a la crítica literaria): ¿Deberíamos excluir de la categoría ‹‹crítica literaria›› a movimientos como la crítica marxista, la crítica feminista o la crítica psicoanalista? Decir que sí sería abogar por una actitud cerrada y epistemológicamente dogmática, sería ser ciegos discípulos de la Modernidad en tanto utopía epistemológica que aspira a la separación y a la pureza de los distintos campos del saber, sería desconocer la sabiduría desencantada de la Postmodernidad…
Considero finalmente que la validez de la perspectiva parte de la dimensión (aunque no sea la dimensión dominante en la esencia del objeto) o aspectos que se quieran vislumbrar en el objeto de estudio; siempre y cuando, y esto hay que reiterarlo, se tenga en cuenta cual es esa esencia del objeto que, en el caso del texto literario, sería la de un producto artístico cuya materia prima es el lenguaje.
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