lunes, 31 de enero de 2011

El Romanticismo en la obra de William Blake


 

A)    INTRODUCCIÓN:

El siguiente trabajo tiene como finalidad mostrar como el Romanticismo se ha expresado en las tres obras más conocidas de William Blake: Cantos de Inocencia (1789), Cantos de Experiencia (1794) y El Matrimonio del Cielo y El Infierno (1793). No pretende ser exhaustivo pues requeriría mucho más espacio y rigor que el aquí presentado. Lo que pretende, dentro de la finalidad antes expresada, es mostrar un poco en rasgos generales las características del Romanticismo que se ven en cada una de las obras elegidas. Su esquema entonces será el siguiente:
Para los Cantos de Inocencia y Experiencia, se comenzará describiendo en líneas generales sus contenidos y su naturaleza como textos literarios (si es verso o prosa, por ejemplo), luego se dirá qué características del Romanticismo poseen y por qué poseen dichas características, cuestión está que no argumentará poema por poema sino que abstraerá rasgos de la obra que sirvan para tal propósito; finalmente, se analizarán con detalle dos poemas que sirvan para ejemplificar lo expuesto en líneas generales.
Por su parte, en El Matrimonio del Cielo y El Infierno se hará lo siguiente: primero se describirá sus contenidos y su naturaleza textual (qué tipo de texto es) y después se argumentará, a partir de los rasgos y contenidos del texto, qué características del Romanticismo posee y por qué las posee; para, finalmente, ilustrar con citas algunas de las postulaciones del texto que permiten afirmar su carácter romántico.


B)    DESARROLLO:

1-CANTOS DE INOCENCIA

Los Cantos de Inocencia son un claro exponente del misticismo de Blake y de la importancia de Jesús en su ideología metafísico-espiritual; ya que, como luego se verá en El Matrimonio del Cielo y El Infierno, para Blake Jesús se convierte en Dios mismo y el Dios del Antiguo Testamento termina siendo visto como una suerte de divinidad embustera a causa de su condición de representante de la moralidad represiva y otros aspectos a los que Blake se opondrá. Volviendo al libro que nos ocupa, diremos que lo que básicamente se plantea es una equivalencia entre niñez, inocencia y alegría; mas, tomando en cuenta los simbolismos de la obra, nos encontramos con que dicha inocencia-alegría encuentra su raíz en una naturalidad que conlleva comunión con la divinidad, sobre todo con la divinidad cristiana correspondiente a lo significado en El Cordero (Jesús).
            Ahora bien, si intentamos ver la obra en el marco del Romanticismo encontremos que lo que primero salta a la vista es la nostalgia del romántico y su evasión en el espacio tiempo. ¿Y a qué tiempo y espacio se evade en esta obra? Se evade al tiempo ausente de la infancia como tal, como un periodo de la vida con determinadas características. Y en cuanto al espacio podemos decir, bajo una lectura literal, que se evade al campo; mas, haciendo una lectura más profunda y concordante con el tono simbólico de la obra, diremos que se evade a un espacio ideal de comunión con Dios en el marco de la Naturaleza-Creación, espacio que no necesariamente es el campo, pero que se encarna en el campo y puede muy bien ser representado por éste. En segundo lugar, tenemos el cumplimiento de aquello que decía Todorov de que los románticos fueron los primeros simbolistas. De ese modo, la obra presente se encuentra atravesada de un tono simbólico que se constata en la reiteración de ciertos elementos simbólicos y de ciertas relaciones entre dichos elementos: ejemplos serían el Cordero que simboliza a Dios-Jesús y a la bondad y misericordia divina (el tigre de Cantos de Experiencia sería en cambio la tiranía divina, al menos en una de sus lecturas); la luz que simboliza a aquello que está bajo el espectro del bien, la vida y la divinidad; la oscuridad que simboliza lo contrario a la luz; el campo que simboliza a la Creación; el blanco que es la pureza y lo divino; etc…En tercer lugar y como ya se viene viendo de forma implícita en lo anterior, tenemos la búsqueda del absoluto, búsqueda que se manifiesta en el hecho de que lo evocado comporte una cierta reconstrucción de lo perdido en el tiempo y su consecuente (aunque no declarada) voluntad de hallarlo a través de la memoria. Ahora bien, esto último podría parecer un mero abordaje extrínseco pero, si tenemos en cuenta que el primer poema es una introducción en que la voz lírica se identifica con la voz del autor, veremos claramente como este declara su voluntad de hacer tales poemas, la cual ahora si estaría siendo vista como inmanente a la textualidad de la obra en tanto que el autor se habría desdoblado en autor-real y autor en el discurso. En cuarto lugar, está la característica romántica del énfasis en la libertad; así pues, la obra nos presenta a la niñez como una condición del espíritu en que priman la naturalidad y espontaneidad, cuestión esta que implica la presencia de una cierta libertad interior. Lo dicho se ve con mayor claridad si se tiene en cuenta que Cantares de Experiencia, que es una obra abocada a complementar a Cantares de inocencia a través del contraste (correspondiente a la dialéctica de contrarios de Blake), representa a la adultez como una etapa caracterizada por la represión y por lo mismo por la falta de naturalidad, espontaneidad y consiguiente libertad interior. Siendo así, al ser contrarias y complementarias las obras susodichas, queda más firmemente sentado el hecho de que Cantares de Inocencia refleja el énfasis romántico en la libertad. En quinto lugar y aunque en menor medida que las demás características, vemos un uso de la naturaleza que funciona como espejo de la subjetividad, no ya declarado sino más bien sugerido (excepto en ciertos pasajes) y no de la subjetividad en general sino de aquella manifestación de la misma que constituye la dicha y la inocencia y que posibilita la armonía del niño con Dios y su Creación, la cual en palabras de la misma voz poética “ríe”. En sexto lugar nos encontramos con la famosa libertad de las formas, lo cual se ve aquí (en la versión en inglés obviamente) en el hecho de que Blake frecuentemente aplica rima y metros de baladas y canciones infantiles a sus concepciones heterodoxas latentes en lo desarrollado por el discurso poético, cuestión ésta que puede verse como otra expresión más (aparte de la dualidad tigre/cordero) de su dialéctica de opuestos―él cree que el progreso requiere de opuestos, lo mostrará en El Matrimonio de El Cielo y El Infierno―en tanto constituye la oposición ‹‹tradicional-popular/innovador-personal››. Por último, vemos la tan característica exaltación del sentimiento, no ya en términos de pasión amorosa sino más bien de una alegría que se exalta, se reitera y se presenta no ya solo como el sentimiento temáticamente característico de la obra sino también como una clave de sentido de lo que es la posición (o actitud pues no hay teorización) espiritual e ideológica que la obra implícitamente desarrolla.
            Ejemplificando el Romanticismo de la obra a través de dos poemas concretos, aplicaré el método de análisis por subrayado y comentario (al pie de página) a los siguientes poemas:

* Jueves Santo:
Era un jueves Santo, limpios sus rostros
inocentes,
los niños andaban en parejas, de rojo,
azul y verde[1],
bedeles canosos iban delante, con
varas blancas[2] como nieve,
fluyendo como el Támesis hasta dentro
de la alta cúpula de San Pablo.

¡Oh, qué multitud parecían esas flores[3]
de la ciudad de Londres!
Sentados en grupo poseían un
resplandor propio[4].
Había un murmullo de multitudes,
pero multitudes de corderos[5],
miles de niños y niñas alzaban sus
manos inocentes.

Ahora, como un viento poderoso
elevan al cielo la voz del canto,
o como un trueno armonioso inundan
el centro del cielo[6].
Sentados por debajo están los ancianos,
sabios custodios de los pobres;
cultiva, entonces, la piedad, para no
alejar al ángel de tu puerta.


* El Cordero:
           
¿Quién te hizo, Corderito?
¿Conoces a quien te creó[7]?
¿Quién te dio la vida y te irguió
junto al arroyo y sobre el prado[8];
te dio un abrigo delicioso,
manto suave, lanoso, brillante;
te dio una voz tan tierna,
que causa regocijo en los valles[9]?
¿Quién te hizo, Corderito?
¿Conoces a quien te creó?

Yo te lo diré, Corderito;
yo te lo diré, Corderito:
es llamado con tu nombre[10]
pues a sí mismo se llama Cordero.
Es manso, y es sutil;
se volvió un niño pequeño.
Yo un niño, y tú un cordero[11],
nos llaman con el mismo nombre.
¡Que Dios te bendiga, Corderito!
¡Que Dios te bendiga, Corderito!


2-CANTOS DE EXPERIENCIA

Esta obra, a pesar de ser el opuesto dialéctico de Cantos de Inocencia, no presenta una oposición a nivel de cada característica definitoria sino más bien a nivel general, sobre todo en lo que respecta a las actitudes, sentimientos y posturas del sujeto poético. Básicamente, Cantos de Experiencia se presenta como una crítica a la condición humana y, particularmente, a la sociedad inglesa y sobre todo londinense de la época de Blake; aunque, como se verá en numerosos poemas, focalizada sobre todo en el desamparo y la explotación de los niñ@s y jóvenes. Así, en estos poemas la denuncia social se hace de forma directa al igual que la presentación de ciertas posturas críticas con respecto a otras cuestiones; de ese modo, la oposición de sentido de esta obra ante Cantos de Experiencia, es una oposición a nivel del hablante lírico, oposición que no solo se presenta en términos de contenidos sino de actitudes que concuerdan con el hecho de que éste hablante habla desde la experiencia: por eso a veces va más allá de una crítica en lenguaje oblicuo de tropos y configura verdaderas y explicitas denuncias. Detallando más, una crítica que va de principio a fin es aquella que en torno a la represión de la pasión, lo erótico y lo sexual, represión que se presenta como una consecuencia de la religión instituida y de su moral represiva. A su vez, vemos como esta moral represiva es encarnada por el Dios-Tirano del Antiguo Testamento (“¡Ruina Eterna!/que al libre Amor esclavizaste”), el cual deviene en el dios del adulto que, a diferencia del Dios-Cordero del niño, es cruel en vez de misericordioso, represivo en lugar de liberador, causa de pesar en lugar de causa de alegría. No obstante su presencia no implica la ausencia del Dios-Cordero de los Cantos de Inocencia, lo cual se ve en el poema “A Tirzah”, en el cual el sujeto poético dice que Jesús (Cordero) lo liberó y que eso lo hace pertenecer a un orden ajeno al mundano (“La muerte de Jesús me liberó: /entonces, ¿qué tengo yo que ver/contigo?”). No obstante resulta extraño, tomando lo dicho, el hecho de que ese dios represor haya creado no solo al tigre (y por ende a todo lo que el tigre representa…) sino también a ese mismo Jesús simbolizado por el cordero; esto se ve en El Tigre cuando dice: “¿El que hizo al Cordero fue quien te hizo?”, nótese la mayúscula de Cordero…
            En cuanto a los aspectos románticos de este poemario, en primer lugar resalta la fuerte carga simbólica. Así, esta obra llega incluso a tener mayor carga simbólica que Cantos de Inocencia: el tigre, el león, el leopardo; el girasol, la rosa, el lirio; la mosca, el gusano; la noche, el día, la mañana, el sol; etc. Por otra parte, aquí el deseo de libertad del romántico se presenta en el plano de la crítica a una moral represiva que atenta contra dicha libertad anhelada y que encuentra su enraizamiento a través de la ya mencionada religión instituida. Siendo así, este énfasis romántico en la libertad ocasiona que se desemboque en la rebelión, rebelión que en este caso no obedece a una sentimentalidad pasional sino a una lucidez crítica que la voz lírica posee y, que por lo mismo, otorga a esta rebelión una naturaleza ideológica que, en su abogar por el valor romántico irracional-pasional que es el amor erótico, ocasiona que la obra adquiera otra característica romántica más: el anti-racionalismo o anti-ilustracionismo, en este caso vertido en el plano del pensamiento moral de raíz religiosa. No obstante, resulta evidente que el discurso del hablante lírico no es en absoluto frio; contrariamente, suele anegarse de un intenso sentimiento de indignación, de sufrimiento y conmoción otras veces, y así: por ello, se tiene que también participa de la característica romántica de la exaltación del sentimiento; aunque, como se ve, no es el caso de que se busca la exaltación per se sino que ésta se presenta como el trasfondo emocional de un discurso poético que más bien tiene como primer objetivo la exposición de ideas (aunque sea sin sistematicidad y bajo la oblicuidad del lenguaje poético). Por otra parte, podría inferirse también la característica romántica de la individualidad en tanto que la heterodoxia del discurso presentado conlleva una individualidad en el plano de la mentalidad o, si se quiere, de lo ideológico. Yendo a otro punto, si pensamos en el misticismo de Blake, podemos ver que se da aunque en una medida mucho menor que en Cantos de Inocencia, siendo así que solo aparece en unos cuantos poemas como La Voz del Bardo Anciano, A Tirzah, El Tigre, y uno que otro en que se menciona de pasada a Dios. Finalmente y como un paréntesis aclaratorio, habría que decir que el misticismo de Blake no es para nada el misticismo panteísta tan conocido sino un misticismo arraigado en elementos religiosos (lo que no quiere decir que responda a la tradicional concepción religiosa…) y personales.
Ejemplificando el Romanticismo de la obra a través de dos poemas concretos, aplicaré el método de análisis por subrayado y comentario (al pie de página) a los siguientes poemas:

* Respuesta de la Tierra:

La Tierra alzó su cabeza
desde la tiniebla pavorosa, lúgubre.
Carente de luz[12],
pétreo espanto.
Con su cabellera cubierta de gris
desesperación[13].


"Aprisionada en la costa empapada,
un centelleo celoso custodia mi
escondrijo
frío y helado,
y entre lágrimas
escucho al Padre de los hombres
antiguos.

¡Padre egoísta de los hombres!
¡Miedo cruel, celoso y egoísta!
¿Puede el deleite
encadenado a la noche
generar a las vírgenes de la juventud
y la mañana?

¿Acaso la primavera oculta su alegría
cuando crecen los pimpollos y los
capullos?
¿Acaso el sembrador
siembra por la noche,
o ara el labrador a oscuras?

Rompe esta pesada cadena
que congela todos mis huesos.[14]
¡Egoísta, fútil!
¡Ruina eterna!
Que al libre Amor esclavizaste[15]."

* El jardín del Amor:

Fui hasta el jardín del Amor[16],
y vi lo que jamás había visto:
una Capilla[17] construida en su centro[18],
sobre el verde donde de niño jugaba[19].

Los portales de la Capilla estaban
cerrados,
y escrito sobre la puerta había un
"No lo harás"[20],
así que me volví hacia el jardín del Amor
donde crecían tantas delicias floridas.

Y vi que estaba lleno de tumbas,
con lápidas donde debían verse flores[21];
y Curas de sotanas negras rondaban
y ponían vallas a mis gozos y deseos[22].


3-EL MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO

Esta es, de las tres obras abordadas en este trabajo, la que más representa al Romanticismo. Y no solo lo es dentro de las abordadas, sino quizá dentro de toda la producción literaria de Blake. A diferencia de las dos obras antes vistas, esta obra fue escrita en prosa poética y no en verso; además, pese a ser literaria tiene una evidentísima dimensión teórico-conceptual que llega a presentar rasgos de sistematización aunque no dentro del academicismo técnico de la Filosofía sino en el marco de la Literatura, valiéndose así de recursos como la voz ficticia del Diablo, visiones, proverbios y otras cosas por el estilo. En cuanto a sus planteamientos, en esencia la obra plantea que es necesaria la presencia de contrarios para que exista progreso, que la Biblia y los códigos sagrados han sido fuente de falsedades como la dicotomía alma/cuerpo y la asociación energía-cuerpo-mal, que estos códigos religiosos han instaurado la represión del deseo por su asociación con el cuerpo-mal y han creado así la moral represiva que se vale de la razón para reprimir, que la energía proviene del cuerpo y es lo único que realmente es vida, que el cuerpo es una manifestación finita o una porción de lo que llamamos alma, que reprime sus deseos quien no tiene deseos suficientemente fuertes y, finalmente, plantea cosas como que la exuberancia es belleza, que hay que buscar el exceso y la vitalidad, que si las ventanas de la percepción estuviesen abiertas entonces veríamos la naturaleza infinita de todas las cosas y, que en última instancia, toda convicción firme está llamada a imponerse (como el dios judío), siendo así que en la práctica cada uno intenta imponer al otro su fantasía (que puede ser convicción para quien la sostiene).
            Ahora bien, si buscamos en donde reside su Romanticismo, básicamente tendríamos que buscarlo en los contenidos que desarrolla, en la cosmovisión que presenta; de ese modo, la génesis de lo romántico en esta obra sería básicamente de carácter intelectual en tanto que es obvio el propósito primario de operar una deconstrucción parcial de determinadas conceptualizaciones del orden del discurso, deconstrucción que a pesar de ser un tanto sistemática no tiene peso argumentativo pues se limita a enunciar; aunque, evidentemente, esto es una consecuencia de la dimensión estética que la obra adquiere al ser una obra literaria y no una obra filosófica (pese a tener una dimensión filosófica): de allí que si se piensa en una deconstrucción parcial o subversión conceptual, ésta operaría sin el peso de la esgrima argumentativa. Esto sin embargo no impide su intelectualidad, entendida esta en términos de un criticismo reflexivo que no necesariamente tiene que hacer defensa racional de su posición. Recurriendo al ensayo[23] de Esteban Ierardo para aclarar este asunto, diríase de Blake que hace: ‹‹ una crítica de los propios excesos de la razón, o una crítica de la falsedad religiosa a la manera de un Fuerbach o un Hegel. Pero Blake, como poeta, no está destinado a ensayar una crítica filosófica sino una trasgresión simbólica del bien aceptado. Una crítica poética››. Pasando entonces a ver cuáles son los aspectos románticos, salta como lo principal y como matriz de otros aspectos la rebeldía y el implicado afán de libertad subyacente a la misma. En cuanto a lo que se desprende de lo formulado en el libro, se obtiene que: por la defensa del deseo y las fuerzas irracionales, existe un anti-racionalismo o anti-ilustracionismo; por la postulación de cosas como ‹‹las puertas de la percepción›› y la posibilidad de abrirlas para captar la infinitud de las cosas aparentemente finitas, existe una aspiración al absoluto por la presencia de la búsqueda romántica de lo infinito (el absoluto) en lo finito, lo cual también trae una especie de misticismo que, lejos de cerrarse en sí, ocasiona la defensa romántica de formas alógicas de acceder a la realidad; por postular que el cuerpo es una porción del alma y lo que de aquello se deriva, existe el típico ‹‹yo›› romántico que se infla y difumina sus fronteras con la materia, esto al menos si tenemos en cuenta la propuesta de Todorov sobre los temas del yo; por postular la relatividad de los sistemas al decir que cada hombre intenta imponer a los demás su fantasía, existe un individualismo muy marcado que adquiere brillo y gloria bajo la siguiente frase de Blake: ‹‹Debo crear mi propio sistema o ser esclavo del de otro hombre››. Además de todo aquello, existe una fuerte carga simbólica al igual que en los Cantos de Inocencia y Experiencia: se usa el símbolo del tigre, los típicos símbolos de la luz y la oscuridad, etc. También hay uso del arquetipo romántico de Lucifer, el cual aquí adquiere un plus de rebeldía al erigirse en una voz que desarticula jerarquías conceptuales de las que se vale el pro-autoritario sistema imperante. Y en cuanto a lo de la libertad de las formas, la mezcla de proverbios, visiones y segmentos como aquel del argumento que aparece a la entrada, permite pensar en una libertad formal.
            Ahora bien, siendo como es un texto explícito, creo pertinente citar para ejemplificar características del Romanticismo y, en ciertos casos, ver partes especialmente llamativas del texto. Veamos:
a-‹‹El Jehová de la Biblia no es sino aquel que vive entre llamas. Sabe que, después de su muerte, Cristo se convirtió en Jehová.›› (La voz del Diablo)

b-‹‹El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.›› (Proverbios del Infierno)

c-‹‹El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora son porciones de eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre.›› (Proverbios del Infierno)

d-‹‹Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote deposita su maldición sobre los mejores goces.››

e-‹‹Bien pronto, para ventaja de algunos y esclavitud de muchos, se formó un sistema intentando dar realidad a deidades espirituales o abstraerlas de su objeto. Así dio principio el sacerdocio, instituyendo ritos según los relatos poéticos. Y, al fin, declararon que los Dioses lo habían querido de este modo. Así olvidaron los hombres que todas las deidades residen en el corazón.››

f-‹‹Por esto, el espíritu vulgar piensa que todas las naciones serán, al fin, sometidas a los judíos.” Y añadió: "Esto, como todas las convicciones firmes, está llamado a realizarse, ya que todas las naciones reconocen el código judío y veneran al Dios de los judíos; ¿cabe mayor servidumbre?”›› (Visión memorable. Nota: con Isaías y Ezequiel, la cita es de la voz de Ezequiel)


CONCLUSIONES:

Las obras analizadas comparten una rebelión basada en el carácter heterodoxo de lo planteado en los textos, tienen todas convergencias y a la vez tienen complementariedad pues los cantos son un juego de visiones antagónicas en el plano de la naturaleza psicológica de la subjetividad que percibe (inocencia y experiencia), y la última obra, de formulaciones explícitas y concatenadas, ilumina el sentido de los cantos pues explicita y profundiza el sentido de la rebelión espiritual anti-clerical de Blake; una rebelión que, como se ha visto, se expresa sobre todo en términos de una contraposición al componente judío de la religión cristiana, al componente del que deriva el dios represor que aún no hace presencia en el los Cantos de Inocencia pero, a causa de esa misma ausencia, es implícitamente criticado por los efectos positivos que se derivan de su no-presencia, eso al menos tomando a Cantos de Inocencia en el conjunto de las tres obras. Por otra parte, salta a la vista el uso de símbolos por parte de Blake; el cual es, sin duda alguna, un ejemplo perfecto de los románticos como precursores de los simbolistas. De ese modo cada una de las obras vistas erige su columna vertebral de significados a través de una expresión en gran medida simbólica, tal como la que se nota al hallar la repetición de elementos clave como los felinos grandes (león, tigre, leopardo), los corderos, las rosas, la luz y la oscuridad, el campo (en Cantos de Inocencia), etc. También, como característica común a todas estas obras, podríamos ver el misticismo de Blake que en términos de características del Romanticismo vendría a ser la llamada aspiración por el absoluto y, que en el contexto de los tres libros vistos, se expresaría en el hecho de que la preocupación central, o por lo menos una de las preocupaciones centrales, sea Dios y la posición que el hombre asume frente a este; ya contemplándolo benévolo desde la mirada veraz y pura de la inocencia, ya contemplando una deformación del mismo operada por la tradición judía en lo que para Blake sería (aunque nunca lo mencione explícitamente) una suerte de envenenamiento del Cristianismo. Finalmente, podríamos ver la defensa de valores irracionales como la naturalidad (Cantos de Inocencia) y las fuerzas del instinto, la pasión y el deseo (Cantos de Experiencia y El Matrimonio del Cielo y El Infierno); defensa que manifestaría el anti-racionalismo o anti-ilustracionismo romántico y que desembocaría, en el caso de Blake como en el de tantos otros, en una exaltación de los aspectos emotivos (alegría en Cantos de Inocencia, indignación y dolor en Cantos de Experiencia, apología de los aspectos emotivos implícitos en ciertas fuerzas irracionales defendidas, dentro de El Matrimonio del Cielo y El Infierno) y en una poesía plena de intensidad. Además, cabría mencionar que las fabulosas e intensas imágenes de Blake (como la rosa enferma o el tigre brillando en los bosques de la noche) pueden tomarse como expresiones del espíritu romántico; aunque, como bien se ve, esto no sea un criterio formal-estructuralista y pertenezca más bien a una concepción bastante psicologista-esencialista de los movimientos literarios.



C)    BIBLIOGRAFÍA

5-      El Matrimonio del Cielo y El Infierno
6-      Cantos de Inocencia
7-      Cantos de Experiencia
8-      WILLIAM  BLAKE: Los caminos de una poesía visionaria Por Esteban Ierardo




[1] Los tres colores tienen lectura simbólica: rojo para los niños que son apasionados (o que serán apasionados), azul para los soñadores y verde para los llenos de esperanzas y proyectos a futuro.
[2] El blanco de las varas no es propiamente simbólico pero cumple un papel de ambientación psicológica por sus connotaciones de pureza, connotaciones que convergen con lo que retrata el poema.
[3] Como en muchos poemas, la flor―flor en general pues la rosa tiene simbolismo concreto aunque comparta rasgos del simbolismo general de flor―representa lo joven, puro, vital, sano e incontaminado.
[4] Ese resplandor propio viene de su compenetración con la divinidad, alude a la intrínseca luz espiritual ocasionada por su pureza.
[5] Aquí se comprueba la asociación del niño con lo divino, ya que Jesús es El Cordero y ellos son corderitos (se deduce del ‘multitud de corderos’)
[6] Aquí se ve el uso que el romántico hace de la naturaleza: se usa al viento y al trueno. No se propone una semejanza intrínseca sino más bien el potencial de la naturaleza para representar lo subjetivo. Por otra parte, en lo de ‘centro del cielo’ se ve una fuertísima pero sutil carga simbólica pues el centro es la perfección que, al poder pertenecer solo a Dios, simboliza metonímicamente al mismo (además de que es el centro del cielo, el cual es la morada simbólica de Dios).
[7] El Corderito, como luego se verá, es Jesús. Aquí alguien lo creó: es el Dios de misericordia del que se habla en el poemario cuando se dice ‘Dios’.
[8] Esto evidencia la idea de que el campo representa a la naturaleza como un espacio de comunión con la divinidad.
[9] Como se ve por otros poemas, este regocijo de los valles no es un mero decir: la Creación es sensible y por eso, como comunica otro poema, puede reír con el niño: esto remite al misticismo y a la aspiración al absoluto, puede conectárselo con aquello (El Matrimonio del Cielo y El Infierno) de que lo infinito está en lo finito. 
[10] La mayúscula de ‘Corderito’ hace pensar que ese que es llamado con su nombre es él mismo: ¿cómo puede haber lógica en eso?: pensando quizá que ese ‘Corderito’ está solo como un recurso significante (elige llamar así a un cordero) que permite establecer su igualdad con Jesús
[11] Aquí se vuelve a ver la asociación de niñez-divinidad.
[12] Ahí se ve el uso simbólico de la oscuridad en tanto que es evidente su función de ambientación psicológica, su rol para crear una atmósfera en el poema y decir que esa oscuridad es una oscuridad espiritual (el resto del poema lo confirma).
[13] Gris para la desesperación, recuérdese que las canas son grises y representan experiencia (Cantares de Experiencia), la cual es en el poemario un factor raíz de sufrimiento por la visión negativa que arroja. Hay pues el uso romántico de simbolos.
[14] Aquí se ve como ese Dios es causa de esclavitud, parálisis y desolación (frio) para la Humanidad. Hay también otra vez uso de símbolos (cadena)
[15] Aquí se ve claramente como ese Dios es el de la religión instituida de raíz judía (el Cristianismo ancla su raíz represiva allí), ya que anteriormente le llama “Padre de los hombres antiguos”. Así mismo se ve como es verdad aquello de que la represión de que se habla es fundamentalmente una represión de la sexualidad, el erotismo y la pasión. No se habla pues de un amor como el del Werther, eso queda claro en otros poemas que hablan de goces y placeres.
[16] Su carácter simbólico es evidente: simboliza una dimensión de la vida humana.
[17] Otro simbolismo (todo el poema es simbólico): la Capilla (con mayúscula…) es la Iglesia y su moral instituida.
[18] El centro indica que fue justo la esencia de ese “Amor” lo que la Capilla se tomó; en otras palabras, lo que la moral religiosa contaminó al cambiarle de sentido moral.
[19] Esto confirma que Blake expone a la infancia como un periodo en que aún no existe el adoctrinamiento y por eso todo está bien, por eso hay felicidad.
[20] Es evidente la alusión a la represión de la sexualidad a través de los preceptos morales de raigambre judía: por eso el imperativo al estilo de los 10 mandamientos.
[21] La clave aquí es el ‘debían’, este elemento deontológico implica la postulación de que las tumbas, que son una consecuencia de la Capilla, pertenecen a un orden que no es el ideal, el legítimo, el verdadero: por eso ocasiona sufrimiento (tumbas) en lugar de goce (flores).
[22] Aquí el ataque (manifestación de la rebelión romántica) ya se vuelve explícito: la Iglesia y su moral es la causa, la iglesia tiene la culpa. Así mismo, se ve otro simbolismo más en el negro de las sotanas (aunque existan curas de negro como los jesuitas…).
[23] William Blake. Los caminos de una poesía revolucionaria

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