sábado, 29 de enero de 2011

Caminata nocturna



Avanzo entre callejas
de oxidados faroles
vestidos del olvido
de una piedra herida:
viejas reminiscencias, polvo
y humo tras la luz que se
desploma, tan enfermiza
y leve como ayer y siempre.

Avanzo entre callejas
con la luna a cuestas,
eléctrica y hundida
en las verdosas aguas
del pensamiento, tejida
de los soles que el viento
derribó...

Avanzo hasta llegar al laberinto de los ángeles
de piedra, hasta llegar a donde el aire se puebla
de antiguos e indescifrables  ideogramas en que la lumbre
de la luna encalla, hasta llegar,quiera Dios, a ese arcano
rincón del universo en que las paredes fosforecen en la
noche y una voz dulce repite sin cesar:
tranquilo, tranquilo, este es el otro
lado de la vida...


Solo un grupo de hombres
dando tumbos en la niebla;
asediados, ¡acechados!, por
sus sombras punitivas.

Solo sus huellas de sangre
relampagueando con ira y dolor
bajo un cielo implacable,
sus gusanéscos alaridos
pulverizándose en el muro
de la crueldad humana
y sus almas desolladas
peregrinando allá, por
el firmamento, en busca
de un mundo mejor.

¿Eso?...¿eso?:


¿Ese volar de mosca
en busca de algún pan
mohoso para apaciguar
el hambre?
¿Ese caos absurdo
y estúpido de seriales
y negros fratricidios?


¿Eso, acaso, es sobre 
todo la vida?:
Si, si: solo eso y nada más...

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